sábado, 6 de febrero de 2010

La familia Francistegui

Un pasión que no rompe.
Los Francistegui viven en Miramar. Allí, entre dunas, arenas y mar, comparten una idéntica pasión: el surf.
Pedro y Luis en su bunker surfero

por
José Luis Gallego

Luis tiene cuarenta y surfea desde los quince. Su hijo Pedro, tiene quince y salió campeón argentino 2 veces. Ellos son una familia surfista en la costa bonaerense.

¿Por qué cuando se habla de surf en Argentina, solo se nombra a Mar del Plata?
Luis: Para los miramarenses es difícil porque esta todo centrado en Mar del Plata, las asociaciones de surf y los jurados están integrados por gente de Mar del Plata, las marcas apuestan a Mar del Plata y hay demasiado localismo y vos para poder llegar a ganar tenés que estar un escalón por encima de los demás, si estas igual es muy complicado, siempre hay favoritismos… a los chicos que no son locales los tiran abajo, no les dan los puntajes que se merecen…



Pedro: hay chicos que se calientan y no van más, dicen “no puede ser que estoy corriendo mejor que los otros y no me de el puntaje”. Yo veía que a veces me cagaban y volvía a ir y otra vez, y te vas perfeccionando hasta que no te pueden cagar más… no hay que abandonar.


Suena raro pero es simple, los dos aman lo mismo. Luis ya es un tipo maduro, pero de esos que la madurez no les pega para el viejazo sino como una mirada más calma y profunda pero, sin perder la vitalidad del no saber lo que sucederá mañana. “Desde que nací el primer recuerdo que tengo es la playa. Mi viejo que se llama Juan, trabajaba en la playa, era carpero, él vino acá desde un pueblo que se llama Oriente, también costero, de chico trabajaba en la playa juntando almejas, seguramente su primer recuerdo también sea el mar y la arena”.


Hace casi dos décadas que trabaja en uno de los mejores points surferos de la costa bonaerense, la escollera cero. Derecha triangular, de intenso recorrido y fuerte. Los especialistas la consideran como una de las mejores. Fondo de piedra y su rompiente se produce en momentos de marea alta. Cuando llegó el lugar casi no existía y él, junto con sus compañeros y amigos, lo fueron transformando hasta lo que es hoy, una casa en la playa, que además de punto de observación para guardavidas es un bunker-surf, con agua dulce, trajes de neoprene, tablas de todas las medidas, una mesita, estufa a leña (el invierno es duro) y vista privilegiada. “Las tres ciudades que tienen las mejores olas son: Miramar, Mar del Plata y Necochea, pero Miramar lo que tiene, sin tener las olas de Mar del Plata o Necochea, es la constancia de la onda, acá siempre rompen olas” dice Luis.


Lejos del imaginario del surfista niño rico, Luis Francistegui nunca se olvida de su origen humilde. “Yo empecé con tablas prestadas, porque era pobre y en mi casa había otras prioridades, entonces, si quería surfear tenia que pedir prestado. La primera vez que vi a un surfista fue a José Zurga en el muelle, el primer surfista de Miramar, fue campeón argentino”.

Eran años donde nadie se imaginaba que algún día abría más surfistas que olas. El mejor lugar donde rompe el Atlántico en Argentina, luego de un temporal de viento sur. El lugar se llama Pomol, que quiere decir muelle en esloveno. Su nombre es en honor a José Zurga, de raíces eslovenas, uno de los pioneros y máximos referentes de la historia del surf.

Zurga si bien es un viejo lobo de mar, tiene esa pasión infantil y contagiosa que impregna a aquellos que probaron la mística del oceano. “El surf lo conocíamos por las fotos, ni siquiera lo habíamos visto en las películas para observar los movimientos. No sabíamos de que material estaban hechas las tablas, que medidas tenían, ni como se bajaba una ola. Éramos un grupo de amigos en el balneario Parque Mar en 1962, proyectando y juntando datos para construir una tabla.

En el verano de 1964-65, Juan Bachmann y los hermanos De la Orden trajeron las primeras tablas. Nos conocimos ese mismo verano y fue cuando nos empezamos a meter por primera vez al mar con las tablas. La experiencia fue desilusionante, nada que ver con lo que nos habíamos imaginado. Sólo recibíamos golpes de la tabla, sobre todo cuando las llevábamos atravesadas en la rompiente. Pararse parecía imposible” recurda Zurga emocionado.



Pasaron 44 años desde esas primeras incursiones en el mundo del surfing. Pedro Francistegui, es uno de los exponentes con más poder dentro de los adolescentes surferos en Argentina. Él nos cuenta sobre sus inicios “A los tres años mi viejo me ayudó lanzándome en una espuma sobre su tabla, y ahí me pare. A los cinco tuve mi primer tabla, que me trajeron los reyes, después empecé a competir en torneos locales, a partir de los 10 corrí algunas fechas del circuito argentino, para probar y cuando me empezó a ir bien le metí duro”.



¿Trataste de inculcarle el deporte a tu hijo?
Luis: No, porque nunca fui una persona que trata de imponerle a mis hijos nada, sino respetar lo que nazca naturalmente, obviamente estaba todo el día conmigo en la playa y me siguió los pasos, además todos mis amigos surfeaban, fue inevitable que nos siguiera los pasos.

¿Crees que ahora se toma al surf más en serio?
Luis: Gracias a Dios, si, porque antes se lo veía como algo marginal. El surf es uno de los deportes más completos, a todo nivel: recreativo, atlético, psíquico y espiritual. Además el surfista impuso una moda, hoy vemos mucha gente vestida como surfistas, lo que pasaba cuando era chico era que si tenia algún ahorro, siempre lo destinaba a la tabla o al traje de neoprene o a la pita u otros accesorios y la ropa era algo secundario, entonces uno se ponía la camisa del papá un pantalón del hermano más grande y unas zapatillas rotosas y a eso, antes, le decían zaparrastrozo y ahora la moda esta apuntada a ese tipo de indumentaria.


¿Cómo te ves en el futuro?
Pedro: No se, espero poder estar corriendo el circuito latino, que es el ALA. Estoy entrenando a full. Ahora participo en una categoría que se llama “mirim” para menores de 16 años y cuando llegue a “open” voy a tratar de salir campeón argentino y estar ahí de cara al ALA y si puedo en alguna fecha del WQS. Es como si fuera el futbol, tenés la A y la B, para poder llegar es duro, difícil, el nivel es impresionante y hay que viajar mucho, a donde puedas, a donde tengas la posibilidad.

Luis: Yo lo voy a acompañar donde vaya, lo veo muy bien, de hecho ya salió campeón argentino 2 veces de la federación y la asociación argentina de surf. Y para los pibes de la edad de él lo veo un escalón mas alto, va a llegar, pero hace falta mucho entrenamiento y mucha disciplina: alimentarse bien, dormir bien, yo trato de enseñarle pero no me gusta imponer nada, además yo no soy la figura a seguir… pero él tiene muchas condiciones se tiene que dar cuenta de que ya es un atleta y que si quiere seguir este camino se tiene que tener una conducta.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Bethany Hamilton

Bethany Meilani Hamilton nació el 8 de febrero de 1990. Es una surfista estadounidense. Se la conoce sobre todo por sobrevivir a un ataque de tiburón en el que perdió el brazo izquierdo, y por superar con éxito esa grave lesión hasta el punto de regresar a la competición.
Hamilton nació en Kauai. Sus padres eran surfistas que se mudaron desde los Estados Unidos continentales a Hawái buscando oportunidades para surfear. Sus padres le enseñaron a surfear cuando tenia 4 años. Entró a su primera competencia mayor cuando tenia 8 años, el torneo “Rell Sun” en la isla de Oahu en la playa Makaha, competió en mujeres en tabla corta y tabla larga, ganando ambos. Su carrera profesional como surfista empezó cuando ganó el vigésimo tercer campeonato anual Haleiwa Menehune, en febrero del 2000, donde terminó en primer lugar en mujeres de 11, primer lugar en mujeres de 15 o menos, y segundo en hombres de 12 o menos. Eligió un patrocinador, Rip Curl, que la ayudó con sus planes antes de ser una surfista profesional.


El ataque de tiburón y su recuperación

El 31 de octubre del 2003, Hamilton fue a surfear en la mañana en una playa de Kauai con sus amigos, Alana, Byron y Holt Blanchard. Alrededor de las 7:10 a.m., a unos 300 metros de la costa, estaba acostada en su tabla con su brazo izquierdo colgando en el agua, cuando un tiburón tigre la atacó, arrancándole su brazo izquierdo justo abajo del hombro. Sus amigos la ayudaron a volver a la playa.
Aun con el trauma del incidente, Hamilton estaba determinada a volver a surfear. Solo 10 semanas después del incidente, lo logró. Fue con una tabla hecha a mano que era un poco más gruesa, haciéndola más fácil para nadar. Después de aprender a nadar con un brazo, empezó a surfear completamente.
En Julio del 2004 Hamilton gano el premio ESPY por mejor regreso de un atleta del año. Hamilton todavía aspira a ser una surfista profesional.
La película
El cortometraje del 2007, Heart of a Soul Surfer, fue dirigido por Becky Baumgartner y aparece en festivales de cine alrededor del mundo. La película cuenta la verdadera historia de Hamilton.

Fuente: Wikipedia

martes, 2 de febrero de 2010

Mardel: crearán "olas perfectas" con arrecifes artificiales



Una organización critica las obras iniciadas para detener el avance del mar. Ya "salvaron" dos playas y dicen que crear arrecifes es la mejor opción.

Surfrider Argentina es una organización dedicada a preservar el mar, la playa y las olas, que, con el apoyo del Centro de Geología de Costas y la Municipalidad de General Pueyrredón, ha logrado frenar una polémica obra que se había iniciado con la excusa de la “defensa costera” de la Ruta 11, en el tramo Mar del Plata – Miramar.

Estos trabajos consistían en colocar un “rompeolas” de piedra en las playas La Paloma y La Parena, con el que evitarían el avance del mar, que últimamente está haciendo desaparecer cada vez más metros de arena. Según comentó el director ejecutivo de Surfrider Argentina, Gustavo Huici, a Surflash, este emprendimiento iba a “destruir dos playas de bolsillo”.

Según denuncian, la construcción forma parte de un negocio millonario, con el que no se solucionaría el problema de fondo, porque el piedraplén bloquea la vista del horizonte y, además, obstruye el flujo normal de la marea, que mantiene la arena y el mar libre de suciedad y contaminantes.

“Esa obra era innecesaria, ya que la erosión que amenaza no es de una magnitud tal que amerite destruir la playa con una escollera”, aseguró Huici, y agregó: “Esto lo pudimos demostrar gracias al Servicio de Hidrografía Naval de 1970, que nos facilitó la información necesaria. De no ser por ellos hubiese pasado lo mismo que ocurrió con Cabo Corrientes y con Torreón del Monje, donde las estructuras de cemento y las piedras destruyeron dos playas espectaculares. El gran problema en Mar del Plata es que se confunde progreso con cemento”, sentenció.

Asimismo, Huici, de 54 años, remarcó que su organización “solicitó que toda la zona sea considerada como Reserva Natural” y que “fue aceptada una presentación realizada en conjunto con la Asociación de Surf Argentina, para que sea considerada La Paloma/La Parena como santuario del surf mundial”.

Sin embargo, lamentó que “debido al peligro de destrucción de la ruta 11, no se pudo impedir que se hicieran los piedraplenes al Sur de los Hoteles de Chapadmalal, con la consecuente mutilación del acantilado para su construcción”.

Propuesta alternativa

Como contrapartida a los perjudiciales “rompeolas”, la organización busca combatir la erosión de la costa mediante el uso de arrecifes sumergidos. Según explican, esta estructura blanda protegerá las playas manteniendo a la vez su carácter natural, y haciendo romper las olas mar adentro. Así, podrían ser aprovechadas para todos los deportes acuáticos y aumentaría también el hábitat marino, favoreciendo la pesca deportiva.

Con este sistema, “la calidad de las olas aumentaría, ya que van a romper poco a poco, y esto permitirá que sean utilizadas como recurso recreativo”, asegura Huici. Además, “los arrecifes generan algas que favorecen al hábitat marino, y ayudan a absorber el dióxido de carbono y a disminuir el calentamiento global”, señala.

Entre otras de las causas que defiende, Surfrider Argentina viene trabajando para que en la costa argentina se cree una ley que proteja las olas, ya que “son un recurso natural de recreación. De hecho, en Perú ya hay una ley de este tipo, pero en nuestro país todavía no”, lamentó el director.

“Hay muchos recursos naturales que no se están cuidando”, continúa. “En Europa y muchos otros países se preocupan por la correcta utilización del agua, un recurso no renovable. En cambio, acá la usamos para regar el cemento como si fuese pasto”, comparó.

Para calmar un poco los ánimos, Huici también reconoció que, pese a todos los contratiempos, “hay esperanza todavía de poder evitar estas cosas. El mar es un inmenso parque de diversiones y es gratuito. Por eso es responsabilidad de todos cuidarlo y agregarle valor como una forma de inversión”, concluye.
 
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