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Licenciado en Comercio Exterior, casado con la doctora Gabriela Duda y padre de una hija de 9 años, Hogan contó que en la municipalidad de suelen visitarlo empresarios que le piden “pibe, llamalo al intendente”. “Estoy acostumbrado a que me confundan o se asombren por mi juventud”, afirmó en una entrevista a Gente.
Sin embargo, este joven intendente es tercera generación de peronistas: su abuelo Carlos Alberto Hogan estuvo con Perón en sus tres mandatos: en el primero, como embajador en Inglaterra; en el segundo, como ministro de Agricultura y luego, en el último, como presidente de Parques Nacionales.
Su padre, Tomás Hogan, continuó el legado familiar, fue concenjal en General Alvarado, luego intendente de ese partido y ahora es legislador en la Cámara de Diputados de la Provincia.
Patricio ocupó su primer cargo de la mano de Felipe Solá en la secretaría de Agricultura, pero al recibirse como licenciado pidió su traslado al INIDEP (Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, en Mar del Plata) y luego, cuando su padre llegó a la intendencia, dejó todo y lo acompañó en General Alvarado, donde cuatro años después, ganó las elecciones con el 48 por ciento de los votos.
“En la ciudad todos me conocen desde chico con la tabla bajo el brazo. Claro que nunca falta el que te dice ‘dejá la tablita y ponete a trabajar’”, comentó Patricio, quien además reveló que para él el surf es una forma de “encontrar la paz”.
“En lugar de ir al psicólogo –agregó-, yo me meto en el mar durante una hora y allí encuentro la paz que suele faltar en la política. El surf me da una tranquilidad que no encuentro en ningún otro lugar del mundo. Después, a las ocho de la mañana, estoy en la oficina”.
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Aunque reconoce que el surf es su pasión, Patricio también integró la selección nacional de karate y llegó a participar de dos Juegos Panamericanos, pero debió abandonar luego de un grave accidente.
“Me fracturé la pierna. Me tuvieron que poner 16 tornillos y dos placas de acero. También me partí la nariz, las rótula, el malar y el maxilar. Me llevó puesto un camión adentro de la ciudad de Miramar”, detalló.
Como dice el dicho “no hay mal que por bien no venga”. Fue en el hospital de Mar del Plata donde conoció a la médica endocrinóloga Gabriela Duda, su actual esposa. Algo de las artes marciales quedó: “Te sirven para pensar más, contenerte, aislarte mentalmente de algunos temas y me ayuda a la concentración”.
Patricio reconoce que el trabajo político no es algo bien visto, pero él sostiene que no se debería generalizar y tiene confianza en que la “vieja política” sea una cosa del pasado.
“Para muchos de mis amigos, la política es aún mala palabra. Y durante mucho tiempo ese pensamiento estuvo fundamentado. Pero no se puede generalizar, hay que rescatar las buenas gestiones. Los vicios de la vieja política tienen que quedar en el pasado”, afirmó como un sello de que llegó para quedarse, pero eso sí, pretende “seguir surfeando durante muchos años más.”
Fuente: Minuto Uno
Fotos: Revista Gente